Cronista deportiva, madre y mujer
- Iván
- 13 jun 2022
- 3 Min. de lectura

Hace algunos años ya que su inconfundible tono de voz no está presente en los espacios televisivos. Su imagen –venerada por unos y lacerada por otros- rompía todos los esquemas preconcebidos. Hizo del periodismo una vía de expresión muy suya, una herramienta para desmontar estereotipos. La sincronización de planos y audio para construir historias fue su mejor aliada.
Julia Osendi, su nombre de pila, pero para mí y para todos Julita, llegó a la televisión en busca de un sueño. Largo y espinoso sería el camino a transitar para lograrlo. No fueron pocas las murallas mentales que se vería precisada a 'derrumbar'.
...trabajando mucho y por un sueldo mínimo, y ejerciendo de realizadora audiovisual y locutora en noticieros de forma gratuita por más de dos décadas
Se ganó un espacio, reconoce en breve e improvisado diálogo digital, trabajando mucho y por un sueldo mínimo, y ejerciendo de realizadora audiovisual y locutora en noticieros de forma gratuita por más de dos décadas. Mi interlocutora estaba ahora del otro lado. Pasaba así de entrevistadora a entrevistada.

Contradictorio y hasta herético podría ser para cualquiera imaginarla fuera de los contornos beisboleros en los que siempre se movía con facilidad. Sentó un precedente con sus documentales a los equipos campeones de la pelota cubana.
De su impronta audiovisual destacan los dedicados a los equipo de Santiago de Cuba, Pinar del Río, Serranos, Holguín, por solo citar algunos. No eran pocos los televidentes que la señalaron por defender a ultranza a los representantivas del oriente de Cuba. Cualquiera menos a los de la capital, decían. Nada más lejos de la verdad.
Con la profesionalidad como estandarte ponía a un lado su feroz amor por los Industriales, el elenco insignia del béisbol en la Isla, el de sus amores, para trasladar a través de planos y sonidos la pasión que le brotaba por nuestro pasatiempo nacional. Allí, donde nadie pudiera percibirlo, vivía ese inquebrantable espíritu azul.
Durante los XXVI Juegos Olímpicos de Atlanta 1996 tuvo un encuentro cercano con la parca producto de la explosión de una bomba
Julita no olvida los XXVI Juegos Olímpicos de Atlanta 1996, sitio en donde tuvo un encuentro cercano con la parca producto de la explosión de una bomba. Mas, ni la mujer con la guadaña pudo con ella.
Cuando aún tenía mucho por hacer dijo adiós a su entorno natural, el periodismo deportivo. Mucha presión sobre ella, obviando su trascendencia, la llevaron a dar paso a las nuevas generaciones. Pese a ello, asegura sentirse orgullosa del legado que tras de sí dejó.

Más allá de las cámaras y el deporte Julita Osendi lleva sobre sí una amplia prole. Para ella, su familia es fundamental; su sostén, su aliento. Se define como una amante de la limpieza hogareña, pero prefiere que sean otros quienes la garanticen.
Desde la 'tranquilidad' del hogar no pasa una jornada en que no añore a sus deportistas. Para sortear esos deseos inmensos de estar en su 'salsa' disfruta de una buena película, un exquisito ballet o una vistosa danza. Aunque, refiere, no deja de seguir la pelota, por más horrenda que esta se haya vuelto. Usa ese calificativo porque no es de las que gusta ocultar la mediocridad. La verdad siempre fue su estandarte. Eso me consta.
Aunque ya Julita Osendi no aparezca en mi pantalla, por más que no televisen sus siempre polémicos comentarios, ella sigue siendo esa dama que no se amedrentó ante los prejuicios y supo tejerse un camino. Una mujer que se impuso cuando tantos hombres no la creyeron capaz. Una madre que llevó en franca armonía su profesión y el hogar. Pero, sobre todo, una cronista deportiva cubana.
Nota: Las fotos utilizadas en esta entrevista fueron tomadas de Internet. (1) Periódico Cubano, (2) ADN Cuba y (3) OnCuba News.
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